cambio

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Hay que hacer la distinción (¿?)

Ha pasado mucho tiempo
desde que dejé que me demolieran
como a edificios viejos.
Sucedió tantas veces
que no podría enumerarlas,
me volvería loca,
mi mirada se perdería
entre los recuerdos y las matemáticas
y sería difícil traerla de vuelta.
Lo sé porque ya lo he intentado,
he tratado de contarlas,
de encontrar una respuesta
que tranquilice mis intranquilidades
y calme mi espíritu perforado;
pero no puedo,
aún me cuesta,
diría que me es casi imposible
dejar de confudir
el romance
con el amor.

Observo las mil cabezas que me rodean,
las observo en silencio,
como si no me vieran
y como si no supieran que estoy allí
paseando por sus cerebros,
corriendo y dando volteretas,
peinándolos con mis dedos
y despeinándolos con el viento
que fue el que me trajo aquí
y que no me deja ir
sin antes entender
el por qué de sus ideas
y de todos los vegetales
comibles y podridos
que emergen de sus sesos
lenta y furiosamente
y que carcomen poco a poco
mis pensamientos irreales,
faltos de razón,
de lógica
y hasta de corazón
pero nunca,
nunca
nunca
nunca
de palabras.

(al final, son sólo palabras)

Recuerdo de pérdida

No quiero salir de mí.

No quiero salir y
saber que
te voy a conocer.
No quiero aceptar
que te fuiste
y que vas a volver
y que yo
voy a recibirte
así:
con un poema entre mis manos.

No quiero salir de mí
de nuevo.
No voy a salir de mí
de nuevo.

Tormenta perfecta

Te mereces algo mejor
que esta lluvia incansable.
Te mereces una lluvia torrencial,
sin paraguas,
con viento,
con granizos,
con nubes negras encima de tu cabeza,
con un frío que atraviese agresivamente tu abrigo,
con olas de vapor saliendo junto con tus palabras,
con las manos moradas
y con los pies empapados,
pero seguir queriendo estar ahí,
bajo la catarata de los cielos,
helándote las entrañas
conmigo.

(dándonos un besito de esquimal)

Para no volver

Trato de pensarte
como un ser humano aparte,
fuera de esta raza de grandes depredadores,
de esta masa egoísta y autoreferente,
de todos estos que se creen gigantes,
cuando no son más que marionetas
y farsantes.
Ante todo preferiría que te fueras,
que dejaras de ser parte
de este espacio tan irrelevante
que se come los sueños,
desviste los anhelos,
manipula las creencias,
las visiones,
los encuentros;
me encierra en lo que no quiero,
desvía las miradas hacia lo concreto,
nos encuadra en su basura,
no nos poetiza en lo absoluto.
Te propongo -entonces- nos vayamos juntos
a ilustrarnos en colores,
a diferenciar nuestra fe,
a construir nuestra mente
sin tener a alguien dictándonos en frente;
a no arrepentirnos
de querer otro mundo,
a no avergonzarnos
de hacer las cosas simplemente por gusto,
a
-por primera vez en todos estos años de vida-
sentirnos
realmente
juntos.

Nos

De tus ojitos con lagunas
no caía ninguna gota,
solo se veían tibiecitos
empapados de nostalgia,
como dos ventanas grandes
hacia el pasado,
o como dos pantallas pequeñas
proyectando escenas que no vuelven,
que se quedan ahí atrás
y te gustaría que volvieran,
así como te gustaría que volviera
a mirar en tus ojos profundos
que reflejan mil miradas
que nuestras retinas
-al parecer-
no retuvieron.

Tan importante

Si pudiera decirte esto
te lo diría,
pero como no puedo
te lo escribo aquí,
para verlo siempre
y recordarte
cada vez que me pasee por estas líneas
verte,
con tu cara de concentración,
leyendo esto
pensando en que en realidad no es nada,
pero para mi,
para mi es mucho,
para mi es el mundo,
para mi eres tú
mirándome.

Lo real

Pasa todo demasiado rápido,
la gente pasa por el lado
haciendo como si no te conocieran,
como si no les importara nada más que ellos
y sus veloces pasos.

Y no me conocen,
y no les importa;
y no los conozco
y, en realidad, me da lo mismo
si terminan tirándose a un pozo,
si se les echa a perder el auto,
si les sigue dando jaqueca en la noche
o si se ganan por fin la lotería.

Sucede

Las manos se deshacen,
se cortan, se machucan,
crecen, se encojen,
se despiertan,
se duermen,
se miran,
se entregan,
se separan,
se tienen,
se juntan,
se pegan, se enlazan,
se enfrían, se llenan,
se humedecen,
se calientan,
se hacen humo,
sonríen,
se enredan,
se sienten,
alucinan,
se estancan,
corren,
tiritan, ríen,
se adelantan,
suspiran, se enferman,
aprietan fuerte, sueltan,
se aman, se odian,
se enternecen, se contentan,
se miran, se conocen...
todo eso y más
cuando tú,
-solo tú-
las tomas.

La larga noche.

Tiene miedo a la soledad,
no se ajusta bien a los encuentros,
le teme bastante al afecto
no sabe cómo decir te quiero;
le suda mucho la mano
cuando la aprieta contra la tuya,
cambia el color de sus ojos
cuando te ve a lo lejos,
queda casi ciego
cuando te tiene en frente,
le es incómodo el abrazar
(más el abrazarte),
no deja entrar a nadie,
escapa,
se queda tirado
escuchando sus lamentos;
le gustaría acercarse,
mirarte desde dentro,
desde afuera,
desde el centro,
conocerte sin sentirse extraño,
conocerse sin sentirse un tarado,
poder hablarte sin que se le seque la lengua,
tratar de cantarte algo armonioso
sin ansiar vomitar en la primera estrofa,
despegar de sus zapatos,
compartir lo que tiene
y lo que no;
no tener que perderse
para poder encontrarse,
no tener que perderte
para darse cuenta
de la experiencia que es sentirte,
dejar el miedo a ser tomado en serio,
y dejar de cagarse en la vida propia
y en la ajena.

Contradicciones

Entre tanto discurso
yo me rehúso
a creer en todo lo confuso
que pronuncia tu voz
que siento tan distante
teniéndola tan cerca.
¿No te parece poco fiable
mirarme de esa manera tan afable?
A mi me parece curioso,
que no te tirite ni un ojo
al decirme todas estas cosas
que me entran de manera molesta
y salen junto con agua por los ojos;
ya no quiero ser honesta
y por eso te digo
que espero te vayas lo más lejos posible,
(si puedes fuera de este mundo),
y que no te aparezcas más en mi vida,
ni en esta ni en la otra,
que dejes mi existencia tranquila,
que no te dibujes en mis nubes somnolientas,
que no sigas llenando mis días.

No existe.

Debo referirme a sus sutiles palabras
tratando de descifrar las verdaderas intenciones,
tratando de creer en la honestidad de sus acciones
sin necesidad de un detector de mentiras.
Lo hago adentrándome en su mirada,
fijándome en cada pestañeo
forzado o no forzado,
teniendo en cuenta cada mueca de su boca
cada gesto con las manos
que cada día siento más frías.
Bien sabe él lo que provoca,
me deja aquí con las pupilas rotas,
temiendo de su partida,
aunque siempre sé que es solo una mentira
para creer en su propia rebeldía.

Tantas palabras deja volando
que se atoran en mis pulmones
cuando respiro cerca suyo
cuando divago por alguno de sus rincones,
sin saber bien qué decir,
sé bien que ya no le creo,
que ya no le veo
como si fuese verdadero;
nada más ahora es un simple juego
para poner una cuota de sentimiento
a esta vida tan ligera
que espera y espera
la llegada de momentos
y de palabras
que valgan más que este recuerdo.

¿tú?

¿Cómo podré reconocerte?
Si te atas la lengua todas las veces posibles,
si caminas siempre por la vereda
pensando en no tropezar.
Si piensas más en el otro mundo que en este,
como si existiese otra cosa,
¡como si importara otro momento!
debo decir que lo lamento,
haberte pensado de una forma
un poco más viviente,
siendo que tu mente
sigue siendo lo que tienes más presente.

"Aquello"

El rey está desnudo
no le quedan más recursos
para seguir sintiéndose sobrehumano:
hubo una ruptura de códigos,
un quiebre ideológico
una limitación lingüística inperdonable
que ya no le permite
escuchar su voz entre cantos angelicales
y que lo obliga a iniciarse en lo profundo,
a configurarse en lo que roza lo absurdo,
a abolir de una vez por todas la fortaleza
y concebir adentro otro mundo.
Siempre lo vio como una utopía,
nunca pensó que realmente sucedería,
no creyó nunca en esa poesía
ni en esa arma que late más rápido cada día.
Ya no la ve como un oponente,
más bien como algo que estuvo siempre presente;
ya no tiene intenciones de guardarse en su guarida,
quiere nada más la búsqueda conjunta
de aquello que todos ansían.

Nada nuevo.

Mis coordenadas
van cambiando,
moviéndose,
igual que las de todos;
soy igual de distinta que todos.

En sepia

el principio de mi frustración
se basa en el diálogo
con la devoción y la histeria,
con las palabras en sepia
que se atascaron entre mis párpados
con una pluralidad de sentidos
que llenaron el papel
sin lógica alguna,
sin pies ni cabeza,
y que se encadenaron a mis piernas
quitándome los zapatos
y dejándome las huellas
de todos los miedos y temblores,
que sin más
se clavaron en mi caldo de sueños,
llenando mi campo de maleza,
vistiendo mi cuerpo de flechas,
despertándome del ensueño de su mirada,
sacándome eternamente de las nubes
donde solíamos descansar
nosotros.

Visionarte

parece que es una sensación parecida
a la del cuerpo cuando ama
cuando se encuentra en frente
de todos los colores vibrantes
en formas informales,
redondas, oblicuas, tiernas
experimentales;
sintiendo la catarsis
esa tan poética
que se siente pocas veces
cuando se ríe, llora
salta o se apena.
es que tengo hoy los ojos fijos
en esa otra mirada,
la que con fervor me come
me coge,
me toca,
me lleva,
me translada
a otras dimensiones
a otros universos
a un nivel que trasciende
todos estos senderos
donde caminar se siente añejo,
donde el correr no te lleva a nada,
donde el volar parece el único método
para guardar las emociones retratadas.

Ya no me gusta.

Y el extrañar se vuelve confuso, rodeado de negatividad. No es la nostalgia rica que se sentía a veces, cuando miraba por la ventana y el corazón se me salía alegremente por la boca, latiendo tan fuertemente y ansiando tanto que saltaba un par de kilómetros más allá del umbral de mi puerta.
Ahora es más triste.
No me gusta extrañar.
No me gusta ver tus ojos ausentes antes de dormir,
ni escuchar tus frases mudas a lo largo del día.
No me gusta quererte tanto.
Ni extrañarte tanto.
Ni un poquitito.
Ya no me gusta.

Si se trata de ti.

Si se trata de ti
mejor hablemos de un desbordamiento de colores,
de un terremoto de sensaciones,
de un sinnúmero de sabores,
de un millón de confusiones,
de una sobrepoblación de magos,
de un cancionero con mucho más que canciones,
de una pintura en movimiento,
de un arte revolucionario,
de la idea más extraña,
de la idea más infinita,
de una explosión de pajaritos
que se dispara en mi cabeza
y que no cesa
si se trata de ti.