Tiene miedo a la soledad,
no se ajusta bien a los encuentros,
le teme bastante al afecto
no sabe cómo decir te quiero;
le suda mucho la mano
cuando la aprieta contra la tuya,
cambia el color de sus ojos
cuando te ve a lo lejos,
queda casi ciego
cuando te tiene en frente,
le es incómodo el abrazar
(más el abrazarte),
no deja entrar a nadie,
escapa,
se queda tirado
escuchando sus lamentos;
le gustaría acercarse,
mirarte desde dentro,
desde afuera,
desde el centro,
conocerte sin sentirse extraño,
conocerse sin sentirse un tarado,
poder hablarte sin que se le seque la lengua,
tratar de cantarte algo armonioso
sin ansiar vomitar en la primera estrofa,
despegar de sus zapatos,
compartir lo que tiene
y lo que no;
no tener que perderse
para poder encontrarse,
no tener que perderte
para darse cuenta
de la experiencia que es sentirte,
dejar el miedo a ser tomado en serio,
y dejar de cagarse en la vida propia
y en la ajena.
jueves
La larga noche.
Publicado por L. en 9:50
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