sábado

cambio

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Hay que hacer la distinción (¿?)

Ha pasado mucho tiempo
desde que dejé que me demolieran
como a edificios viejos.
Sucedió tantas veces
que no podría enumerarlas,
me volvería loca,
mi mirada se perdería
entre los recuerdos y las matemáticas
y sería difícil traerla de vuelta.
Lo sé porque ya lo he intentado,
he tratado de contarlas,
de encontrar una respuesta
que tranquilice mis intranquilidades
y calme mi espíritu perforado;
pero no puedo,
aún me cuesta,
diría que me es casi imposible
dejar de confudir
el romance
con el amor.

viernes

Observo las mil cabezas que me rodean,
las observo en silencio,
como si no me vieran
y como si no supieran que estoy allí
paseando por sus cerebros,
corriendo y dando volteretas,
peinándolos con mis dedos
y despeinándolos con el viento
que fue el que me trajo aquí
y que no me deja ir
sin antes entender
el por qué de sus ideas
y de todos los vegetales
comibles y podridos
que emergen de sus sesos
lenta y furiosamente
y que carcomen poco a poco
mis pensamientos irreales,
faltos de razón,
de lógica
y hasta de corazón
pero nunca,
nunca
nunca
nunca
de palabras.

(al final, son sólo palabras)